viernes, 21 de diciembre de 2012

Vía Láctea Champion League

   Como molan esas tardes de domingo en las que te sientas en el sofá después de comer, con la mantita tapándote las piernas, un documental del Discovery Max en la tele sin sonido y el tiempo de juego sonando bajito en la radio para enterarte casi sin querer del resultado de los partidos vespertinos. Y en esas estaba cuando con los ojos entreabiertos (o entrecerrados, esto lo dejo a gusto del lector) he visto que empezaba un reportaje del Curiosity, la nave esta de la NASA que han enviado a Marte a hacer fotos cual turista japonés y a buscar indicios de vida. Y entre cabezadita y cabezadita de unos pocos microsegundos (no dio tiempo ni siquiera a la formación del típico hilillo de babilla tan frecuente en el ser humano) me dio por pensar varias cosas en relación con esta misión espacial. Lo primero que pensé fue: ¿cómo es posible que envíen una nave a Marte, a más de 55 millones de kilómetros, equipada con cámaras de todo tipo, espectrómetros, detectores y sensores de distintos tipos y los puedan manejar desde aquí apretando dos botones, y yo cada vez que voy a casa de mi madre tenga que abrir una ventana y asomar la cabeza para lograr algo de cobertura en el móvil?
   Luego ya me quedé traspuesto mientras escuchaba los resultados de las ligas de fútbol europeas y analizaban los resultados de los posibles rivales de los equipos españoles en la Champions League. Y ya fue cuando se me mezclaron los conceptos.
   Habían descubierto vida en Marte!!! Pero no sólo microbios y bacterias, sino que había allí seres muy parecidos a nosotros, pero sin pelo y la piel un poco más pálida. Resulta que no habían visto el Curiosity porque estaban todos los marcianos pendientes de la final de la Vía Láctea Champion League, que esta temporada se disputaba entre el Marte United (que este año en la liga marciana había hecho poca cosa tras la retirada de sus principales figuras) y el Inter de Saturno (que acudía como máximo favorito tras ganar la Copa de los Satélites Saturnianos, y lucían orgullosos en sus camisetas el cinturón de asteroides que les distinguía como campeones) 
   Y claro, el año que viene ya jugarán los equipos terráqueos la Vía Láctea Champion League (patrocinada por Pascual, y que había adoptado la musiquilla de “Encuentros en la tercera fase” para antes de los partidos), y la FIFA, con el consentimiento de la FUFA (Federación Universal de Fútbol Asociación) ha decidido enviar a jugar a dicha competición a los finalistas del Mundialito terráqueo, que se medirán a los ganadores de los campeonatos de los distintos planetas, a saber: Marte United y Marte City (invitado como ganador del año anterior); el Celtic de Venus; el Bayern de Urano; el PSV-HMDI de Mercurio; la Juventus de Júpiter (que vuelve tras un año-luz de sanción por el amaño de partidos modificando la gravedad en su estadio); el Inter de Saturno; el Olympique de Neptuno (que obviamente, ha estrechado lazos con el Atlético de Madrid, al que por cierto ya se le llama el pupas de la galaxia o el agujero negro-rojiblanco); el CSKAW de Plutón (que aunque ya no es planeta, le admiten por tradición, y donde los partidos se juegan únicamente en los solsticios de verano para evitar las bajas temperaturas); y por La Tierra, el Corinthians como último ganador del Mundialito y el Chelsea como finalista (que ya se está frotando las manos porque van a vender a Fernando Torres a un equipo que juega en el cometa Haley para no volver a verle al menos en 76 años); y han invitado al FCB, porque por lo visto se han enterado que allí juega un extraterrestre y quieren ver si es verdad que algún inmigrante ha decidido ir por su propio pie a un planeta como ese; y al Real Madrid, porque hasta hace poco estaba formado por un equipo de galácticos, y quieren ver que ha ocurrido para que nunca se vuelva a producir el apagón de una constelación de estrellas…
   Como premio final para el campeón de esta Vía Láctea Champion League está jugar la final del Universalito, contra los campeones de otras galaxias y sistemas solares, que el año que viene se jugará en la luna de Endor, que a los Ewoks no hay nada que más les guste que un buen torneo de fútbol.
   Entonces fue cuando me desperté: entorné los ojos para ubicarme, me estiré, limpié la babilla en la camiseta y apagué la tele, porque lo de las megaconstrucciones mezclado con el fútbol no creo que tuviese mucha gracia…

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