El hueso dulce, esa parte de tu cuerpo de la que no eres consciente hasta que algún día llega alguno de tus primos mayores, de esos que bebían cerveza mientras tú aún jugabas con los clicks, y empiezan a sobarte el codo y a dejarte el brazo medio tonto, cosa que al principio tenía su gracia y te reías. Pero cuando con la coña te dejaban los dos brazos colgando y no podías ni recoger tus clicks del suelo ya no te reías tanto, y acababas llorando con los brazos como peleles, los hombros caídos y los mocos colgando, porque no eras capaz ni de pasarte el antebrazo por la nariz para limpiártelos. Eso sí, en cuanto podías te tomabas tu venganza, y cogías el frasco de Farala de tu prima la fea y lo vaciabas sobre el cajón donde tu primo guardaba la camiseta de Naranjito y las revistas de mujeres pobres que no tenían ni para ropa.
El hueso dulce, que resulta que ni siquiera es un hueso, es un nervio que pasa por el codo y al pinzarse zas!!! Te deja el brazo tonto. Pero, ¿a quién se le ocurrió ponerle el nombre de hueso dulce? ¿En qué estaba pensando? Hubiera sido mucho mejor “nervio eléctrico”, que al fin y al cabo lo que se siente cuando te golpeas es como un calambrazo; o “nervio dormilón”, porque te deja el brazo atontolinao. Pero no, tuvo que ser hueso dulce, lo que haga que venga a mi mente una serie de preguntas absurdas pero que a la vez tienen su miga: ¿tienen los diabéticos el hueso dulce garrapiñao? ¿Si me golpeo el hueso dulce con una botella de vinagre se compensa el dolor dulce con la acidez? ¿El motivo por el que a mi gata le encante olerme los codos es el hueso dulce?
Y en la cocina estaba cuando me golpeé, y seguí las reglas básicas que han de seguirse para calmar el dolor, que son:
1º Cerrar los ojos. Pero haciendo fuerza y arrugando la nariz. Todo el mundo sabe que el porcentaje de dolor baja de manera considerable cuando cierras los ojos tras darte un golpe.
2º Resoplar. Importante hacerlo con los ojos cerrados. El dolor baja aún más.
3º Llevarte la mano a la zona golpeada. Con nuestras manos mágicas y con poderes conseguimos extraer el dolor sólo situándolas en las zonas doloridas.
4º Caminar por el lugar donde se produce el golpe haciendo la forma del ocho.
Con estas sencillas acciones el dolor se minimiza, motivo por el que estaba yo ya por el cuarto o quinto ocho cuando zas!!! Me volví a golpear el hueso dulce, pero esta vez el del otro brazo, por lo que no pude ya practicar la imposición de las manos, y allí me quedé, con los brazos colgando y moviéndome de izquierda a derecha intentando agarrarme los brazos, pero no conseguía que se juntasen…
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